El cáncer de piel es la forma más común de cáncer. Y el sol es el causante de esta enfermedad en nueve de diez casos. Esto se debe a que nuestra piel absorbe las radiaciones ultravioletas (UV) emitidas por el sol a lo largo de toda nuestra vida. Las radiaciones se acumulan y a largo plazo causan daños irreversibles.

Al cumplir los dieciocho años una persona ya se expuso al 80% del total de las radiaciones solares que absorberá en toda su vida. Por esta razón es importante evitar el daño solar desde el nacimiento.

¿Cómo protegerse del sol?

Se recomiendan las siguientes medidas para cuidarse de la exposición excesiva a las radiaciones UV.

– Exposición: Limitar el tiempo que se pasa bajo el sol de mediodía. Evitar la exposición entre las diez y las dieciséis horas. Los menores de seis meses no deberían exponerse al sol en absoluto.

– Filtro Solar: Usar protector solar en todo el cuerpo. Renovar con frecuencia por los menos cada dos horas. Se recomienda un filtro solar de amplio espectro que ofrezca protección contra los rayos UV.

– Vestimenta: Elegir ropa fresca de color claro que cubra la piel. Si se realizan actividades al aire libre, usar sombreros de ala ancha para proteger los ojos, el rostro y el cuello. Usar anteojos de sol contra las radiaciones UV. 

¿Quién puede contraer cáncer de piel?

Todos estamos expuestos pero son más vulnerables las personas de piel y ojos claros, las que tienen muchos lunares (más de cincuenta) y las que siempre se enrojecen al sol.

Ser víctima de quemaduras solares serias antes de los dieciocho años aumenta en un 200% las chances de contraer la enfermedad.

Personas con historia familiar de cáncer de piel o que tienen su sistema inmune debilitado también son propensas a esta enfermedad.

¿Cómo realizar un autoexamen?

Es fácil y rápido. Se debe hacer frente al espejo y con mucha luz. Cuando nos examinamos, debemos buscar lo que se resume en el llamado ABCDE.

A (asimetría): Una mitad del lunar es diferente de la otra mitad.

B (bordes): Los bordes son irregulares, difusos o poco definidos.

C (color): La pigmentación no es uniforme, se observan cambios de color de una zona a otra del lunar.

D (diámetro): Mayor de seis milímetros.

E (evolución): El lunar cambia de color, tamaño o forma.

Si alguno de sus lunares presenta estas características consulte inmediatamente a un dermatólogo. Otros signos de alarma son: sangrado, picazón, hinchazón, aumento de la consistencia y progresión del color de un lunar a la piel adyacente.

 

Fuente Ministerio de Salud de la Nación