Dentro del área de choferes hay diferentes responsabilidades, hay quienes conducen el auto del Presidente Municipal, quienes se manejan mejor en Capital Federal o Paraná, otros que se encargan de trasladar a los Inspectores del Municipio a realizar su labor, pero hay una función que para muchos pasa inadvertida, que es la de quien conduce el utilitario que está dedicado para funciones específicas. Allí encontramos a un viejo conocido municipal, el “Pato” Ríos, quien gentilmente se prestó a dialogar con “La revista” y contarnos un poco que es lo que hizo y hace actualmente conduciendo “la combi”.

 

Comenzaste con los traslados de personas que necesitaban tratamiento oncológico a Concepción del Uruguay, ¿Hasta qué fecha realizaste esos viajes?

-Comencé en la década del ´80 y creo finalizaron, si mal no recuerdo, allá por el año 2002. Al principio iba en un auto, luego comenzamos a viajar en la traficc debido a que los requerimientos eran mayores en cantidad de tratamientos. Con esa gente iba al hospital de concepción, rayos y quimioterapia, Hospital San Martín.

 

Un trabajo no muy fácil

-Y era difícil, porque te terminas encariñando con las personas, porque te hablan y cuentan sus problemas y uno no es de fierro, los escucha y los siente como propios muchas veces, y después algunas viven y otras lamentablemente se van. Vos compartís cosas ahí adentro, hay personas que llevan mate, bajan, tomas mates cuando entran al hospital  y mientras vos los esperas, porque no vuelven todos juntos, entran de a uno, vienen, toman el mate, se ríen, comparten cosas que lo hacen sentir como si fueran parte de tu familia.

 

¿Notabas en ellos esperanza, fe, fuerza para luchar?

- Esperanza es lo que sobraba, ellos van con unas ganas de vivir tremendas, ven que se les cae el pelo y tratan de superarlo, aconsejarse  entre pacientes, algunos medio como que flaqueaban se aconsejaban. Después había recambio, hay gente que tenía 40 sesiones de quimioterapia que son como dos o tres meses, otras menos, y van quedando algunos y se van sumando otros.

 

¿Vos eras el único chofer ahí?

Sí (mostrándose orgulloso de su respuesta), yo sólo conducía la trafic.

 

Suponemos era difícil para vos llevarlos, aún sabiendo que eras el único que no tenía ese problema

- Se te hace difícil a veces, después te enterás por el diario por la radio que esa persona murió, que se fue y te cuesta viste, esos momentos prefiero olvidarlos y recordar las charlas mate por medio que teníamos en el viaje.

 

A partir del 2002 tenés otra función

- Sí, ahora estoy con pibes especiales, recorriendo todas las escuelas especiales. Hago lunes, miércoles y viernes con ellos, y martes y jueves con gente grande que se está rehabilitando, que han tenido problemas. Los llevo a calle Belgrano 120 para rehabilitación.

 

Sos un chofer dedicado exclusivamente a estos traslados dentro y fuera de la ciudad

- Sí, viajo exclusivamente con chicos especiales, es decir a Paraná, Concordia. El otro día viaje a La Plata, a llevarlos a un torneo.

 

Una realidad diferente a la anterior

- Son muy distintas, pero terminan pareciéndose. Son pibes que también necesitan ser escuchados, incluidos, no sentir que le marcas diferencias. Tenés que tener esa dedicación.

 

Les tomas cariño y ellos se encariñan con vos

- Por  eso, al igual que en el caso anterior, “te haces familiar” (sic), en la camioneta te haces familiar, tenes que ser loco para no sentir cariño por las criaturas, y ellos son muy cariñosos.

 

Si a vos te dijeran hoy, “Pato, a partir de hoy cambias de trabajo, deja de hacer esto, y empieza a viajar a Buenos Aires, a Rosario, con los funcionarios  y demás, ¿que dirías?

- Si tuviera la opción, no aceptaría, porque sentís muy dentro esta realidad, compartís más cosas, en cambio vos siendo chofer de un funcionario, perdes todo esto, que es como una riqueza humana.

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¿En vacaciones, quien te reemplazá?

-Nadie, porque no saco vacaciones, porque nadie puede andar en esa camioneta, porque se tienen que hacer carnet de primera, todo un trastorno.

 

¿Entonces anualmente no sacás vacaciones?

- Saco vacaciones en diciembre cuando terminan las clases y vuelvo en enero para las colonias, no porque sea indispensable, ojo, pero es difícil encontrar alguien que quiera hacerlo, porque es una responsabilidad, te tiene que gustar el laburo, porque es algo que te termina desgastando, en definitiva es lindo, a mi me gusta, lo hago porque me gusta y es mi trabajo.

 

¿Qué edad tenés?

-Yo tengo 54, trabajo acá desde los 17 años, entre en 1980, tengo 38 años de antigüedad.

 

Te quedan unos añitos para jubilarte

- Sí, 6 años, no, perdón, 8 años aún.

 

Vas a extrañar esto cuando te jubiles

- Seguro que sí, es tu laburo, has convivido con los mismos padres de los chicos mucho tiempo, por eso vuelvo atrás, te haces familiar, vos andas paseando y los padres te saludan y demás, esta bueno.

 

No es la primera charla que tenemos en La Revista con empleados municipales. En todos los casos hemos notado el orgullo por su labor y la importancia de la misma. Ríos no fue la excepción, salvo que, ya sea cuando nos relataba sobre el traslado de los pacientes oncológicos o sobre su actual función, se notaba un brillo particular en sus ojos, como que había algo más que su trabajo detrás de la función que cumple. Ese brillo que no todos tenemos, que quizás, esté mostrando a través él, como late ese corazón enorme, que pone detrás del volante en cada traslado, en cada mate, en cada chiste y en cada sonrisa. Esa misma sonrisa que esboza, parado al lado de la trafic cuando nos saluda si pasamos junto a él, una sonrisa que contagia y la cual, muchos de los que fueron parte de sus viajes, habrán disfrutado plenamente pese a sus problemas.